Arq. Alejandro
López Arocha15/agosto/2025
Cuando nos
referimos a ciudades, a pesar de sus diferentes circunstancias, se incluyen
pueblos, aldeas y caseríos. Eso es importante porque todo territorio
intervenido requiere estar bajo las políticas públicas correspondientes.
Recientemente
fueron renovados los gobiernos regionales y locales. En una atmósfera
socio-política tranquila y prometedora de relaciones y articulaciones entre
los distintos ámbitos de gobierno: nacional, gobernaciones, municipios y
comunas. Básico para una estrategia de (r) evolución y crecimiento sostenido.
Los alcaldes
son unos conserjes, en el mejor sentido de la palabra. Son
vitales en la gestión integral de un espacio urbano y natural, que debe
manejarse con visión de futuro, aprendiendo las lecciones del pasado y del
presente, con rigurosidad técnica, ideológica, económica y ambiental local,
pero en armonía y vinculación estrecha con el plan integral de desarrollo del
país.
Las funciones
de los alcaldes son variadas, pero sin duda, administrar un territorio exige
un conocimiento y una experiencia relacionada con lo urbano y lo arquitectónico.
Obviamente con la incidencia de todos los otros aspectos que condicionan lo
físico. Pero en lo urbano y arquitectónico se materializan y sintetizan (o
expresan) todos los demás factores de la vida humana. Las ciudades son el
reflejo de la sociedad en su totalidad.
Los alcaldes
deberían ser arquitectos y si les parece muy
atrevida esta aseveración (que lo es), por lo menos los profesionales del
urbanismo y de la arquitectura deben ser el equipo vital de una gestión
local y regional.
Pero, siempre
hay un pero, la formación de nuestras universidades en nada impulsa y valora
la integración de los arquitectos a la gestión pública. Y ésta a su vez,
los quiere para resolver ciertas necesidades pragmáticas sin la audacia y
creatividad crítica para repensar y reenfocar las estrategias tradicionales, y
así transformar profundamente el desarrollo y las políticas territoriales,
urbanas y arquitectónicas.
He aquí una reflexión
provocadora para el debate solidario y constructivo entre arquitectos,
políticos y funcionarios.
Confrontación
de intereses
Contrastes
socio-urbanos
¿Transformación
o paliativo?
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