Pantagruélico ataque al Museo de Arquitectura

Debatan la arquitectura, la ciudad, sin descalificaciones ni adjetivos.


Rebuscada palabra francesa, aplicada a fiestas y banquetes en los que se come y bebe demasiado. Así es el “todos contra uno”, frente a un modesto y significativo espacio para el debate de la arquitectura y la ciudad en los nuevos tiempos. Cuando se necesita compromiso y seriedad, ideas y aportes, construcción y respeto, sumar y seguir adelante, veamos unas expresiones destempladas de ciertos arquitectos.

El Museo: “Perjudica los valores patrimoniales del Nuevo Circo de Caracas, obra sin considerar el entorno y sus valores, tosca, barata, sin concurso nacional, auto-otorgándose a dedo, horror estético, mamotreto, súper rancho, lo que no se debe hacer, galpón industrial, de carretera, desagradable, áspero, mercado de buhoneros, mausoleo, cuarto mundista, revolución del rancho, proyecto rastrero, Venezuela rumbo a un paisito como Haití o Somalia”.

La persona: “Burla a la ética profesional, actitud obediente, corrupción material e ideológica, ignominia, yo atropello, tú atropellas, él atropella, nosotros atropellamos, vosotros atropelláis, ellos arquipillan, avanzado proceso de senilidad, profesionales serviles, sometido a este régimen que sólo sabe destruir, ¿devoción febril o demencia senil?, grupete importante que arrodillan sus actos creativos ante la barbarie, buchones, algún día tendrán que dar explicaciones, la justicia es ciega pero la historia no perdona”.

Pero callan cuando otros, sin concurso, hacen escuelas, plazas y gimnasios. O destrozan sectores como, dos ejemplitos: Campo Alegre y Las Mercedes para satisfacer, sin concurso, las insaciables ansias económicas de pocos. Callan cuando se construyen, sin concurso, gigantescos templos “sambílicos”, que requieren enormes gastos públicos para paliar sus impactos. Cuando se derrumban “galipanes” para copiar, sin concurso, las fachadas de vidrios del Norte pero ineficientes en el trópico, con ellas el terremoto desguazará a más de uno. Cuando el país requiere de buenos diseñadores de urbanizaciones y viviendas populares y los gremios ni pendientes.

¡Uy, qué extensa es la lista! Más bien, ¡Juan Pedro (alias Posani), termina ya ese museo! Para que los arquitectos lo critiquen. Debatan la arquitectura, la ciudad, y cómo repensarlas. Sin descalificaciones ni adjetivos. Con obras, ejemplos y experiencias. Con saberes, rigor, franqueza, amistad, tolerancia, honestidad, pasión. En fin, como gente.

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