Realismo

Pabellón BES de H & P Arquitectos, Ha Tinh, Vietnam

A esto Rogelio Salmona lo llamaba realismo. El punto, o el nivel, o la combinación de piezas y sugerencias, con las cuales la realidad del contexto de la vida, de la época, de la verdad auténtica del momento, o, más bien, el corte más modesto de la flecha del tiempo, se manifiestan todos juntos como desenlace, en un ejemplo de imaginación, de buen gusto, de racionalidad y de deseos liberados, en una obra que no podría ser sino de ese lugar, de esa economía, de esa cultura, de esa historia doméstica o célebre, materiales, tierra y bambú, y maestros de obras -ojo a la temperatura, sol y lluvias- artesanía sencilla, el fruto de siglos de manos expertas y de inteligencia astuta y serena.





Estos arquitectos vietnamitas, H&P (averigüen quienes son), de realismo saben más que nadie, firmes con el precepto: con nada se puede hacer mucho. Cualquiera que sea su edad, a sus espaldas debe haber una historia terrible. ¡Pero que muestra tan admirable de superación y de comprensión! De realismo, en una palabra. De saber estar ahí, con su tiempo y su espacio humano.



Una pequeña lección más para nuestras ansias tradicionales de imitación de lo ajeno-lejano.



jpp 

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