Hasta luego

La vida sigue unos ciclos temporales, algunos bien determinados, otros aleatorios, en los cuales predomina el azar. En todo caso, hay cosas que comienzan y cosas que terminan. No puede haber queja, lo que debe haber es renovación de metas y cambio de espíritu en la acción. 

Salgo de la dirección del Musarq y lo dejo en buenas manos. Este museo nació con una enorme ambición y unas tremendas ganas de cumplir con programas muy atractivos en sus perfiles culturales. La arquitectura tiene con él un centro de crítica, de aprendizaje y difusión como pocos otros países de América Latina. El reto era muy grande...debe venir ahora la reflexión. ¿Lo hicimos bien o mal? 

Con toda sinceridad, hicimos mucho, pero también muchísimo menos de lo que queríamos. Seguramente cometimos errores y por el camino quedamos cansados de combatir con fantasmas. Desde el comienzo el museo careció de personal y, sobre todo, nunca pudo disponer de un presupuesto siquiera razonable. Se repitió entonces uno de los tantos círculos viciosos o de peculiares aventuras endógenas de que está empedrada la historia de este país. 

Una empresa generosa, con metas extraordinarias, se agota en la burocracia, en la mediocridad, y a la larga su funcionamiento se hace casi imposible. El Musarq, sin presupuesto ni personal, es preciso reconocerlo, no ha podido cumplir con sus metas. 

Me voy de este museo, al que he dedicado una parte considerable de estas últimas décadas y como dije, lo dejo en buenas manos. Mi conciencia (o lo que puede asumirse como el registro de mis deberes) está tranquila. Hice e hicimos lo que se pudo en un país tan impreciso, caótico e improvisador como el nuestro. 

Otras tareas me esperan, 

Un saludo agradecido a todos los lectores de este blog.







Juan Pedro Posani






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