31. Ciudades a la medida de... ¿quién?

   
                             

 

    
La movilidad es el corazón de la mayoría de las ciudades. Las carreteras y las calles son las venas y las arterias que sostienen la vida de la ciudad como la conocemos. Pero, ¿y si esta movilidad resulta ser perjudicial para nosotros? ¿Qué pasa si la esencia del modelo moderno de movilidad que prioriza el transporte motorizado individual resulta una combinación tóxica que estrangula el corazón de la ciudad con contaminación, tráfico y estrés?  (Carolyn Daher, El País 2017)
 

La evolución histórica de las ciudades ha estado íntimamente ligada a la transformación de sus sistemas de movilidad. La irrupción del automóvil a principios del siglo XX, impulsada por la industrialización y la creciente movilidad, propició una reorientación radical en la planificación urbana. El modelo norteamericano, caracterizado por amplias avenidas y carreteras diseñadas prioritariamente para el tránsito vehicular, se exportó a gran parte de América Latina, a pesar de las particularidades culturales y climáticas de estas regiones. Esta imposición de un modelo foráneo, centrado en el automóvil, generó una profunda transformación en las ciudades latinoamericanas, relegando al peatón a un segundo plano.

La hegemonía del automóvil en la planificación urbana ha tenido consecuencias significativas para la calidad de vida en las ciudades. La asignación desproporcionada de espacio público al tránsito vehicular ha generado una serie de problemas, como la congestión, la contaminación y la pérdida de espacios verdes. Además, ha contribuido a la fragmentación urbana y ha dificultado la interacción social entre los habitantes.

Es fundamental reconocer que el peatón sigue siendo el usuario más vulnerable del espacio público y que su movilidad debe ser garantizada. La construcción de ciudades más humanas y sostenibles requiere replantear las prioridades en la planificación urbana, dando prioridad al transporte público, la movilidad activa (caminar y andar en bicicleta) y la creación de espacios públicos de calidad.

Transformar nuestras ciudades en espacios más caminables es una inversión  para el bienestar de nuestros ciudadanos y en el futuro sostenible del país. Venezuela posee un inmenso potencial para desarrollar ciudades más justas, inclusivas y sostenibles donde la movilidad sea un placer.

Entre las acciones que se pudieran tomar están las siguientes:

  • Diseñar espacios públicos que inviten a caminar, a disfrutar del entorno y a interactuar con los otros, ampliar las aceras, mejorar su señalización, garantizar su accesibilidad para personas con movilidad reducida, contar con un sistema de transporte colectivo eficiente, cómodo y seguro, es clave para reducir la dependencia del automóvil.

  • Inversión en autobuses, metro y otros sistemas de transporte masivo, junto con la racionalización de las rutas y frecuencias, fomentará su uso y descongestionará las calles. 

  • Diseñar ciclovías seguras y bien conectadas, así como la promoción de medios de transporte personales como patinetas, pueden complementar el transporte público y reducir los viajes en automóvil. 

  • Fortalecer del tejido comunitario haciendo que los espacios entre edificios, como plazas, parques y jardines, para que se conviertan en el corazón de nuestros barrios y comunidades. 

Con estas acciones no solo estaremos mejorando la calidad de vida de los venezolanos, sino que también estaremos contribuyendo a mitigar los efectos climáticos y a construir ciudades más resilientes.

¿Las ciudades pertenecen a las personas o los vehículos?  

 

                                                     Melanie Diaz Poncho - Directora Ejecutiva MUSARQ

 



 

                        


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