1º de Octubre MUSARQ; a 13 años de la apertura de un edificio-manifiesto
Además de este edificio- manifiesto el profesor Posani, como siempre lo llamamos quienes fuimos sus alumnos, entre sus legados intelectuales nos dejó un conjunto de sus ideas sintetizadas en el libro DIEZ AÑOS DE PENSAMIENTO CRITICO; libro que resume artículos de su autoría incluidos en la separata de arquitectura del diario Economía HOY entre los años 1990 y 2000. Entre sus líneas podemos encontrar claves que nos ayudan a desentrañar el posible desconcierto que nos ofrece el MUSARQ entendido como edificio-manifiesto. En un artículo de este libro titulado “La arquitectura en Venezuela, una proposición metodológica” nos resume Posani algunas de esas claves. Allí nos señala tres aspectos esenciales:
“…en la situación actual de la arquitectura en Venezuela, tomando en cuenta las señales de la experiencia que recomienda proceder con gran precaución en posibles intentos de definir preceptivamente cómo hacer arquitectura- sobre todo por lo que el cómo tiene de próximo debe- y sin abandonar el fondo metodológico de la reflexión, parece muy apremiante plantear una discusión acerca de cuáles pueden o deben ser, a juicio de cada quien, los criterios a partir de los cuales podría alcanzarse un diseño cuyos rasgos sean identificables con una percepción funcional y afectiva para nosotros, esto es: para quienes vivimos, si la menor duda, en este sector muy preciso de la superficie terrestre…Colocaríamos así a la memoria y a la sensibilidad en el lugar de las primeras referencias, con lo que he llamado muchas veces un acercamiento gastronómico a la arquitectura. Cada vez, pues, con más firmeza pienso que el punto de partida, que la plataforma de arranque en la cual debería situarse conceptualmente el proceso de diseño, es el lugar geográfico. Estamos aquí, y no en otro lugar…”
“Vendrán luego todas las posibles consideraciones acerca de los materiales y de las técnicas constructivas. Se examinarán entonces materiales nuevos y antiguos. Su mejor rendimiento en un marco técnico y metodológico preciso, y con él los valores económicos y políticos que les han otorgado una carga ideológica tan significativa y determinante. En el último capítulo de la segunda parte del libro Caracas a través de su arquitectura hace más de tres décadas y en un contexto cultural bien diferente, afirmaba yo que “Si se medita…acerca de los problemas de las metodologías de la construcción y el diseño, se advertirá como estos continúan y se disuelven en dos campos íntimamente relacionados entre sí: por un lado, el que está determinado por la dimensión política de la planificación y de la programación de la producción y su estructura democrática, y por el otro, el que atañe a la conformación reguladora y creadora de la ciudad.”
“Una vez colocados sobre la mesa de dibujo o en la pantalla de la computadora, o más bien el centro invisible de la mente, los temas perentorios del ambiente y de las técnicas, también conviene recordar las herramientas poderosas de la tipología tradicional. Pero no, aclaro, para repetir corredores, patios y aleros, según los esquemas alcanforados de la tradición, sino para deducir de ellos lo esencial de su mensaje funcional y afectivo: sombra, penumbra, escala, variaciones espaciales que suenan como acordes cuando están sometidos a la prueba del Sol y de la lluvia. Identificaremos lo que es primordial: lo que constituye su valor humano de instrumentos de vida y de sentimiento…Habremos entonces asegurado las raíces y los sabores; habremos evitado los errores que ahora son más frecuentes, los que por su ordinariez aúllan en las calles de nuestras ciudades desastrosas. Habremos evitado ventanas como huecos, espacios como cajas, techos como lápidas, fachadas como papeles de oficio.”
Estas tres ideas expresadas por Posani referidas al lugar, la técnica y la tradición, así como su posible manipulación crítica, están claramente presentes en el edificio-manifiesto del Museo Nacional de Arquitectura:
La implantación en el lugar del edificio MUSARQ es resultado del reconocimiento de una realidad urbana que establece la evolución del eje vial de la Avenida Bolívar, el cual es intervenido desde la década de los años 80 del siglo XX con el proyecto Parque José María Vargas. En la nueva regulación que establece el Parque Vargas, una intervención urbana más bien concebida como Paseo Peatonal, se prevé un ensanchamiento de aceras acompañado de galerías urbanas y edificaciones culturales, asimismo se reservaba como Parque la zona donde se construiría recientemente la Plaza de la Juventud, así como áreas verdes colindantes entre las nuevas edificaciones a desarrollar. En dicha regulación se planteaba, en la parcela que se destinaria al MUSARQ, construir parte de la galería urbana acompañado de una edificación de carácter cultural al igual que sucediera con la parcela que se destinaria al Museo Cruz Diez, esta realidad ya establece una clara proporción y orientación de la parcela del MUSARQ paralela al Nuevo Circo. A partir de esta realidad urbana el edificio se abre de manera franca al norte desde su planta baja y en un amplio balcón en su segundo nivel, asimismo establece una clara relacion con los jardines que separan al MUSARQ del Museo Cruz Diez, relacionando esta densa masa verde con la Planta Baja y el sótano destinado a oficinas. Desde la Planta Baja y en los pisos superiores se despliegan amplias escaleras, a través de ellas el edificio ofrece una clara transparencia con vista al Nuevo Circo valorándose así la presencia de este importante Monumento Nacional. El edificio no acepta la imposición de una galería exterior establecida en el plan urbano de la Avenida Bolívar, el cual ya había recibido cuestionamientos por su excesivo carácter monumental y consecuente alto costo constructivo, como compensación ofrece una amplitud de acera urbana generando una plaza de acceso acompañada de una obra de arte urbano del destacado artista Alejandro Otero: la “Torre de Viento virtual Vibrante”, señalando el valor arquetipal de la esquina. Quizás la única asignatura pendiente del edificio como respuesta al lugar este en su relacion con la calle que comparte con el Nuevo Circo y el Museo Cruz Diez al continuarse la pared ciega anunciada en el Museo Cruz Diez, y se deja solo abierta en la zona de acceso al estacionamiento. Queda, así queda como tarea pendiente la posible activación de esta calle posterior como una aspiración que relacione más activamente a futuro estas tres instituciones: Museo Cruz Diez, MUSARQ y Nuevo Circo.
Pero quizás sea en la manipulación de la técnica donde mejor se expresa la idea de la sede del MUSARQ como edificio-manifiesto: La clara expresividad del sistema constructivo de concreto expresa con claridad el soporte que permite amplias luces interiores las cuales permiten los amplios espacios expositivos del edificio, con una lógica de comportamiento estructural a la vista, utilizando un sistema constructivo prefabricado concebido por el Ing. jose Adolfo Peña; la protección de dichos espacios es complementada con una doble piel que al exterior asume la expresividad de los soportes metálicos de amplios aleros y una cubierta liviana de aluminio, elementos que suman una muestra descarnada de la visión de la “arquitectura de la responsabilidad” ya anunciada por Posani desde las páginas de “Caracas a través de su arquitectura”, la cual preconizaba el uso de nuevos materiales y la prefabricación como proceso constructivo a impulsar en el país. La colaboración del Arq. Domingo Álvarez en el diseño museográfico permite el dialogo de la estructura con dispositivos colgantes para exponer. Y la estructura e instalaciones a la vista combinados con una piel liviana, ofrecen en conjunto una imagen descarnada poco usual en nuestras edificaciones institucionales y museisticas y otorgan esa imagen controversial que intencionalmente Posani incluye como mensaje-manifiesto ofreciendo una lección de “otra arquitectura posible”, opción diferente a la expresión dominante de lo edificado en el país.
La asimilación y aprovechamiento de la tradición a través de aquellos “elementos plásticos del pasado todavía validos”, anunciados en el legado del maestro Villanueva, también están presentes en la sede del MUSARQ como edificio-manifiesto: Posani asume las ventajas comparativas del trópico como estímulo para producir aleros protectores amplios y livianos que mitigan la incidencia de la luz solar en los amplios ventanales de la fachada oeste; asimismo realiza un reinterpretación de patio de luz en el espacio de oficinas del sótano, para así iluminar de manera natural los espacios de trabajo protegidos por una amplia claraboya realizada en vidrio y una estructura liviana de aluminio.
Recorrer y descubrir las lecciones que nos ofrece el edificio sede del MUSARQ como edificio -manifiesto y aparentemente controversial, nos permite encontrar esa arquitectura a desvelar, esa versión gastronómica del diseño que preconizaba Posani cuando señala:
“…nosotros hablamos, irónicamente desde luego, de una arquitectura “gastronómica”. Esto es: una arquitectura directa o indirectamente relacionada con lo que uno come… peras o mangos… La digestión como símbolo de una metabolización cultural localizada: por lo tanto, diferente.”
Martin J. Padrón
MUSARQ - septiembre 2025
Comentarios