El foro ¿Qué pasó en el foro?




Durante los días 3,4 y 5 de agosto, se celebró en la sede de PDVSA de Caracas el foro público: “Gran Misión Vivienda Venezuela, Realidades y Perspectivas para fortalecer el Hábitat Comunal”. El foro, auspiciado por el Ministerio del Poder Popular para Hábitat y Vivienda, ha sido un campo de encuentro, desde diferentes perspectivas, para analizar críticamente el desempeño, hasta ahora, de la Misión Vivienda, y ayudar a definir su futuro, de cara al reto de seguir construyendo todavía dos millones de viviendas en todo el país.

Le hemos preguntado al Prof. Juan Pedro Posani, Director del MUSARQ y participante en el foro con su ponencia introductoria, acerca de algunos temas polémicos que han surgido de los debates del foro.

MUSARQ: Prof. Posani, tenemos entendido que en el foro se planteó la necesidad de hacer cambios importantes en los modelos actuales de política y de diseño en la GMVV. ¿Podría resumirlos? 

JPP: Algunos aspectos quedaron claramente expuestos. Otros quedaron como implícitos. Los más evidentes, a mi parecer, y los de mayor trascendencia, son los siguientes: A) Toda acción constructiva, dentro del programa de la GMVV, debe tender a hacer ciudad, más y mejor ciudad. B) Deben derrotarse la desastrosa corrupción y la desidia mortal, aparezcan donde aparezcan. C) Es fundamental la formación de comunidades democráticas, desde abajo y con organización. Estas deben ser capaces de definir sus necesidades y de auto-corregirse para mantener un buen nivel de convivencia. Y este es, en primer lugar, un asunto político. D) Quedó firme el principio de que la arquitectura y el urbanismo pueden ser los mejores, pero si no hay comunidad con sentido de tal, no se ha hecho nada. E) Es obligatorio diseñar y proyectar a partir de las condiciones climáticas, geográficas y culturales reconociendo y aprovechando la infinita riqueza de nuestro trópico. F) Se deben evitar las repeticiones sin fin de tipologías mediocres y anónimas. La imaginación al poder. Hay que atreverse a experimentar. Cometiendo errores es que se aprende. G) El tema principal, que es la ciudad compacta, exige que ésta sea resuelta con edificaciones colectivas en las cuales es imprescindible que estén presentes todos los servicios y sobre todo los equipamientos requeridos para una vida segura y creativa. H) La mujer y el niño y sus necesidades deben ser referencia obligada, en espacios y servicios, como los grandes centros de la atención del diseño. 

Si estas recomendaciones se tomarán en serio, como, por todos los indicios, parece que va a ocurrir, pronto se podrá llegar a ver los cambios y las felices consecuencias. Como asunto inmediato, el concurso anunciado es ya un paso de enorme importancia.

MUSARQ: ¿Cuáles son los aspectos más relevantes, a su juicio, que se desprenden del foro? 

JPP: El primer aspecto que hay que destacar, con mucha objetividad, es el del reconocimiento, por parte de las autoridades nacionales, de la tremenda importancia del reto de construir, en las circunstancias actuales, dos millones de viviendas. Enormes dificultades se presentan y se prevén. A partir del reconocimiento, igualmente objetivo y sin ninguna duda, de que se ha cumplido con el primer objetivo de la Misión, el de construir en los lapsos programados, un millón de viviendas, (un logro extraordinario), se ha entendido que ha llegado el momento preciso de detenerse a reflexionar acerca de qué se ha hecho bien, de qué se ha hecho mal y de cómo corregir los errores. En lo esencial, de cómo pasar de la cantidad a la calidad sin abandonar la primera. El segundo aspecto que hay que destacar, y así se reflejó en el foro, es la necesidad de libertad de crítica y autocrítica para que con su ejercicio pueda mejorarse sustancialmente lo que se va a hacer. Se ha manifestado, en lo concreto, en la voluntad de oír, de escuchar, de integrar opiniones diversas, porque se ha comprendido también (tal vez demasiado tarde) que la crítica es un gran instrumento revolucionario para afirmar la verdad y para mejor proceder hacia adelante. El ejercicio permanente de la autocrítica es lo que garantiza el éxito en el mejoramiento hacia la excelencia, y eso estuvo plenamente reflejado en el foro. Allí se dijeron cosas durísimas, no se escatimaron denuncias ni desacuerdos. Hubo participación de profesionales y de voceros populares. No se trató de una celebración, sino de un acto de voluntad política en el sentido de abrirse a la reflexión autocrítica: en las condiciones políticas actuales, es un gran logro. Hay que alabar la inteligencia de las autoridades que le dieron la bienvenida a la crítica, porque entendieron su utilidad extrema para corregir defectos y elevar la calidad y la eficiencia en lo que se produce. Tengo la certeza que de las conclusiones del foro y de la propuesta final del concurso para la definición de las tipologías, saldrán hechos físicamente comprobables. 

MUSARQ: Se le ha criticado, Prof. Posani, el haber incurrido en una visión eurocéntrica y de otorgarle al arquitecto, como individuo, un papel excesivo en el proceso de construcción de viviendas para el pueblo. Y también se le ha reclamado haber ignorado la participación democrática de las comunidades, como factor principal en la construcción física de sus comunidades. 

JPP: Mal se puede acusar de eurocentrismo a quién como yo, desde mi ingreso en la FAU, al comienzo de los años 60, ha hecho de la revisión de la historia y de la crítica arquitectónica, en el sentido de la necesidad de re-encontrarnos con nuestras cualidades específicas, un acto permanente de enseñanza. Sin falsas modestias: les invito a que revisen mis escritos y mis innumerables participaciones públicas. 

Si, en la exposición del foro, (cuyo título y tema fue: La Vivienda Colectiva, una larga historia ¿un reto actual? destaqué situaciones y obras que se desarrollaron en los grandes países industrializados, y sobre todo en Europa, no es por una preferencia mía personal, es porque así fue: allí y con esas obras, y no en otras partes, es que se hizo la historia de la vivienda colectiva. Bienvenidos serían otros ejemplos. Si los hay, que se los presente. Así es como se construye cultura, aprendiendo de parte y parte. 

Lo importante, lo esencial, era contribuir a definir los rasgos fundamentales de lo que podemos definir como vivienda colectiva, en cada momento histórico, para que no nos equivoquemos ahora al proceder aquí y en la actualidad. Lo que intenté es presentar los momentos estelares, los más destacados y significativos, de un larguísimo proceso histórico de una tipología determinada, la de la vivienda colectiva.

Queda la segunda objeción: el arquitecto como dios, como creador aislado y autónomo, un poco como el héroe del asunto. Es esta una discusión que se repite y se repite desde la antigüedad: el papel del individuo en la historia. 

Si se quiere revisar sintéticamente el contenido de la controversia de ideas, entre quienes defienden los grandes mecanismos de la historia colectiva, sus razones superiores y envolventes, su necesidad que obliga, frena o estimula, desde afuera, las acciones individuales, y quienes defienden, en cambio, el papel (hasta dónde, cómo, cuándo) de los individuos excepcionales, en conformar, orientar, desviar la historia, pueden acudir a Plejánov, quien, en el siglo pasado, escribió un breve libro, pero casi definitivo, sobre el asunto. Tuve la idea de que era útil, en contra expresamente a la tendencia revolucionaria (equivocadamente, a mi juicio) de anonimato generalizado, personalizar los autores de esas obras que parecen fundamentales. 

Ginzburg, Le Corbusier, Jean Renaudie, Renée Gailhoustet, Villanueva. ¿Nos negaremos a ver sus rostros porque confundimos la justa consigna de democracia en la decisión y en la acción, con el reconocimiento de que en la sociedad, en todas, siempre hay y se destacan, hombres y mujeres excepcionales, con más talento que los demás, que ven más allá que los demás, mentes eminentes, tales que llegan a tener, justamente, un papel poderoso y determinante? Este debate cultural ya tiene dos o tres siglos. Me limitaré a señalar lo que ya se ha dicho y repetido por autores de segura atribución materialista o marxista: A) La historia la hacen los hombres y por lo tanto la actividad de los individuos no puede dejar de tener su importancia en ella. B) Los individuos que actúan en la historia no son omnipotentes. C) Las personalidades destacadas son SIGNOS y SIMBOLOS de diferentes momentos del desarrollo histórico. Son los mejores representantes de una tendencia histórica. D) Un gran hombre no lo es porque su particularidad individual imprima una fisonomía individual a los grandes acontecimientos históricos, sino porque está dotado de particularidades que lo convierten en el individuo más capaz de servir las grandes necesidades de la sociedad de su época, surgidas bajo la influencia de causas generales y particulares. 

Hay que repetirlo para que se entienda con toda claridad: no hay que confundir en un solo bojote la justa exigencia de dirección colectiva y de democracia desde la base, con el reconocimiento de la existencia histórica de individuos eminentes y del liderazgo cultural correspondiente. Dos asuntos diferentes que se tienden a confundir por los efectos de un pragmatismo político poco reflexivo y hasta por el desconocimiento de un método de análisis realmente materialista. ¿Eliminaremos a Bolívar? ¿Nos olvidaremos de Reverón? ¿Qué hacemos, porque queremos democracia participativa asambleísta, borramos de nuestra historia a Le Corbusier, a Villanueva o a Fruto Vivas? Seamos serios, tal como lo reclamaban en el foro algunos de los participantes. Los arquitectos no lo hacen todo, ni son los héroes de la película. Es verdad. Pero son socialmente indispensables. Como los médicos, los abogados o los astrónomos. Mi vida ha sido siempre la arquitectura y pretendo defenderla en un país, como el nuestro, en el cual no se la respeta o se la respeta muy poco, a pesar, contradictoriamente, de que su máxima obra de arte (la Ciudad Universitaria) es una obra de arquitectura. 

MUSARQ: Se ha dicho que ud. mantuvo una defensa de la modernidad como si fuese un valor imprescindible y absoluto. ¿Eso, hoy, viendo la catástrofe ecológica y social, le parece posible? 

JPP: La modernidad. Otra vez debo recordar cosas que uno ha dicho o escrito. No se está obligado a conocerlas, es verdad, pero creo que a estas alturas de la vida uno tiene derecho a reclamar. Tengo años insistiendo, como otros estudiosos muchísimo más profundos e importantes que este profesor, (la escuela de Viena, Marcuse, Castoriadis, Mumford, Bauman, y sobre todo Habermas) en que hay que refundar la modernidad. Que hay que rehacerla y completarla. Que la que ha construido hasta ahora el capitalismo, está acabando con el mundo y la sociedad humana. Que bastante daño ha producido con su versión del llamado progreso. Pero que es posible y hasta necesario, partir otra vez de sus bases originales y avanzar con un proyecto de la modernidad, “actualizado” política y científicamente, podado de sus graves errores, para recobrar y replantear los antiguos ideales de igualdad, libertad y solidaridad. A partir de estos criterios es que hablé de ciudad moderna y de modernidad. Tienen contenido las críticas si se entendieron mis citas de la modernidad como refiriéndome positivamente a la actual. Mi error ha sido no haber ensanchado los límites prescritos de la intervención hasta abarcar el tema en todo su contexto crítico y no haberlo explicado suficientemente. Tienen razón, di por descontado, equivocadamente, que se entendía que me refería a otra modernidad, la que todavía puede realizarse. Otra vez será. 

MUSARQ: ¿Ud. no cree, profesor, que sería conveniente y útil profundizar estos contenidos y específicamente su “teoría” de la vivienda colectiva como eje de la urbanidad contemporánea, en el MUSARQ o en una universidad, bajo la forma de un seminario o de un ciclo de debates? 

JPP: Claro que sí. Con mucho gusto ofrezco mi tiempo disponible para algo así. Puede resultar una discusión interesante.


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