20. El Pritzker de Kéré y el sentido geográfico de nuestras esencias ancestrales.

Venezuela y Burkina


Kere


Escuela Primaria Gando

Centro de salud

Quizás nunca ha estado más cercano a nuestro país un reconocimiento de los prestigiosos premios Pritzker, como lo representa la cercanía a nuestra realidad local, de la reciente distinción al arquitecto Diébédo Francis Kéré,  originario de la tropical republica africana Burkina Faso.

Cercana por su ubicación en sus paralelos geográficos, pues Burkina Faso y Venezuela comparten ser parte del mismo cinturón tropical y cercana en la mutua necesidad de producir una arquitectura “de aquí y de ahora”, como nos destacará nuestro Carlos Raúl Villanueva al señalar: “Si creemos en el significado cívico de la arquitectura y aceptamos la necesidad de seleccionar el punto de apoyo nacional desde nuestras posiciones actuales, entonces no queda sino acometer la tarea de definir, interpretar, seleccionar y, en último análisis, comprender nuestras tradiciones”.

La obstinada pérdida de rumbo que asumió la arquitectura contemporánea en nuestro país, al replicar de forma estereotipada modelos y tecnologías constructivas inadecuadas a nuestra condición geográfica, no puede ser obstáculo para recordar las lecciones que nos enseñan arquitecturas cercanas asertivas a la hora de vincular paisajes e historia locales. La arquitectura de Kéré en Burkina Faso nos enseña esa necesaria vinculación al apostar al uso innovador de materiales y técnicas tradicionales combinados con técnicas y materiales contemporáneos, como estrategia para realizar una “arquitectura social”, ejecutada con y para la comunidad.

La trayectoria profesional de Kéré comenzó cuando estudiaba arquitectura en Alemania donde lanza una fundación junto a algunos amigos para financiar su primer proyecto: una escuela primaria en Gando, su pueblo natal. La escuela inspiró el orgullo y autoestima local, reforzándose los lazos solidarios, sentando las bases para proyectos colectivos más ambiciosos. Con esta obra, Kéré, aprende que el diseño es el resultado de conjugar necesidades básicas, presupuestos acotados y el trabajo comunitario, sin sacrificar las cualidades de una arquitectura de calidad.

El éxito y difusión de las obras de Kéré no ha sido un detonante para exportar globalmente la estética o las técnicas constructivas que ha podido desarrollar en su localidad, pues ha entendido que estos principios funcionan únicamente al lugar al cual pertenecen y que su arquitectura puede transferir lecciones, sin caer en la delirio de la fama. Así, aprender de las lecciones que nos ofrecen las obras de Kéré nos recuerda la necesidad de tejer esos hilos que nos vinculan con nuestras esencias ancestrales para producir una arquitectura “de aquí y de ahora” como nos enseñara Villanueva.






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